Maldecir mitiga el dolor,  pero también hay opciones más románticas para aliviar esta sensación:  el amor. Puede sonar cursi, pero pensar o ver una foto de la persona  amada hace que el dolor sea menos importante – comprobado por la  ciencia.
Si bien podría ser que pensar en la persona que queremos nos de  alguna sensación de placer, aparentemente lo que provoca que el dolor  disminuya es que el amor nos da seguridad, un escudo contra el daño.
“De nuestros trabajos anteriores, sabíamos que mirar la foto de una  persona amada lleva a reducciones del dolor. Lo interesante es, ¿por qué  sucede esto?”, señaló la psicóloga Naomi Eisenberger de la Universidad  de California a Wired.
La investigadora usó un escáner cerebral para observar a 17 mujeres  mientras recibían shocks punzantes, mientras observaban fotos de parejas  románticas de largo plazo, de extraños y de objetos. Se les pidió a las  mujeres que indicaran cuál fue la intensidad del dolor después de cada  prueba.
El dolor fue menos intenso cuando las mujeres observaron a sus  parejas. Eisenberg descubrió con la observación de los cerebros que  observar las fotos mientras sentían dolor activaba una zona del cerebro  relacionada con los sentimientos de seguridad y confianza.
La observación apoya la hipótesis de que la presencia de un ser amado  produce este tipo de sentimientos. El fenómeno sería el contrario a lo  que ocurre cuando te muestran imágenes de arañas o serpientes, que hacen  que el dolor se sienta peor – algo que también se ha estudiado.
“En la literatura, la gente habla sobre el ‘estímulo preparado para  el miedo’ – las serpientes y arañas son cosas para las que estamos  preparados de manera innata para sentir miedo. Estas cosas han estado  amenazando nuestra sobrevivencia a través de nuestra historia evolutiva.  (…) Los amados, figuras a las que somos cercanos, podrían actuar como  señales de seguridad, como individuos que a través de nuestra historia  evolutiva hemos favorecido nuestra sobrevivencia”, explicó Eisenberg.
Aunque el estudio sólo se centró en mujeres, la psicóloga señaló que  no  hay razón para pensar que el efecto en hombres debiera ser  diferente. “La gente podría especular que las mujeres serían más  sensibles, pero estos procesos son igual de críticos para los hombres”.

 
 
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